La pasta de dientes no siempre supo a menta

La mayoría de productos de uso diario han sufrido una gran evolución desde que se inventaron. Por ejemplo, algo tan básico como la pasta de dientes no siempre fue tal y como la entendemos hoy en día.

El primer antecedente del dentífrico se remonta a 4.000 años atrás. En el Antiguo Egipto, los faraones usaban un elemento denominado clister para limpiarse los dientes. Esta sustancia estaba compuesta de sal, pimienta, piedra pómez molida, agua, cáscara de huevo, mirra y… ¡uñas de buey!

Los griegos y romanos no usaban algo mucho más atractivo para llevar a cabo su higiene bucal, de hecho creían que la orina humana, debido al amoníaco que contiene, era un buen remedio contra la caries y que ayudaba a blanquear los dientes.  

Estas “curiosas” fórmulas se sustituyeron más adelante por una mezcla de vinagre, miel, sal y cristal muy machacado, gracias a la aportación médico romano Escribonius Largus.

Sin embargo, y por suerte, actualmente los dentífricos distan mucho de sus rudimentarios orígenes, y existen tantos tipos como necesidades dentales podamos imaginarnos.En Clínica Dental Noviembre te asesoraremos sobre qué tipos son los más convenientes para mantener tu sonrisa perfecta.

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