Ventajas de la Sedación Consciente

Antes que nada os queremos contar los tipos de sedaciones que existen en odontología:

  • Sedación intravenosa: los tranquilizantes se administran por vía endovenosa y esto relaja el sistema nervioso central.
  • Sedación profunda: mediante este sistema se lleva al paciente a un estado controlado de depresión de la consciencia. Esta técnica afecta a los reflejos vitales, por lo que es menos seguro que la sedación consciente.
  • Sedación mínima: se usa para los tratamientos más leves. El paciente está consciente en todo momento y responde a los estímulos con normalidad.
  • Sedación combinada: se administran fármacos sedantes por la vía enteral e inhalatoria.
  • Sedación consciente: Para conseguir este estado de relajación y semiinconsciencia se administran fármacos intravenosos, según las necesidades del tratamiento y el paciente, bajo la supervisión de un médico especialista en anestesiología y reanimación.

¿Por qué la sedación consciente?

La sedación consciente deja al paciente en un estado de sueño, perdiendo la noción del tiempo y, generalmente, durmiéndose tras la operación. Todo esto hace que la intervención no sea ni estresante ni dolorosa. En este tipo de sedación el paciente responderá sin problemas a verbales solas o acompañadas por leve estimulación táctil. No se necesita ningún tipo de intervención para mantener la permeabilidad de la vía aérea, la respiración es espontánea y la función cardiovascular se suele mantener inalterada.

Una de las principales barreras en el momento de asistir al dentista es el miedo. Hay persona para las que una limpieza o revisión dental supone un alto nivel de estrés, por lo que suelen poner excusas y no asistir nunca. Esto puede ocasionar la aparición de enfermedades como la caries o la periodontitis.

Gracias a la sedación consciente podemos evitar este tipo de problemas:

  • Disminuyendo la ansiedad, ya que el paciente sentirá como si se hubiera quedado “medio dormido”, y no se habrá enterado de nada.
  • Ofreciendo una mayor seguridad en la consulta
  • Mayor facilidad a la hora de realizar el tratamiento, por que lo que se podrían realizar en menos sesiones
  • Mejor recuperación. Este tipo de sedación da la sensación de haber estado durmiendo un rato y al poco de terminar la intervención el paciente se puede ir a su casa con total normalidad.

Así que si tu problema es el estrés y el miedo al dolor… ¡Ya no tienes excusas!

Artículo revisado por:
Manuel C. Barquín Molina – Anestesiólogo
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla. // Especialista en Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor // Máster en Dolor Agudo y Crónico por la Universidad de Salamanca.

voltix momentum

farmaciameg.com